Retrato de perfil, a modo de medallón romano coronado con laurel.
Original en sanguina y lápiz blanco sobre cartón piedra marrón.
Dimensiones: 25×31 cms
Encargo
En los oráculos existía la costumbre de arrojar hojas de laurel al fuego, y si crepitaban era un buen augurio, pero si esto no sucedía era señal de acontecimientos nefastos.
Tras consultar el oráculo y con la respuesta halagüeña los griegos regresaban coronados de laurel.